De tantas vueltas ventosas, calcinadas y encandilantes, surgió alguna vez la revelación que me dejó sumida en infinitos silencios infantiles: miles de años de historia humana escondida bajo la tierra reseca y salina, asomada en rocas generosas tatuadas por el inquieto pasaje de antiguos pastores-artistas a través de los valles y las cadenas de montañas que aparecen como vértebras de un animal domesticado por el tiempo y el calor.
El peladero infinito, tan despreciado por la gente acostumbrada al verdor de los valles del centro y sur, se transformó en mi sueño continuo y escuchar el silencio era mi obsesión más recurrente cuando, tan naturalmente como las brumosas mañanas costeras dan paso a tardes soleadas y tibias, apareció en mi vida la poesía.
Ni supe siquiera que había venido a visitarme con planes de quedarse para siempre, pero se instaló, echó raíces y se apoderó de mis manos imposibilitándome, para siempre, hablar lo que había dentro de mí en "normal". Y así ha sucedido que he pasado grandes períodos de mudez absoluta...
Mostré mis piedras tatuadas, mi alma tallada en el taller de las palabras.
1 commentaire:
Si, antiguos, pasados, historia, no, arqueología a este punto...
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